20 de septiembre de 2008

A tí que no podrías existir

Te escribo a tí, que jamás leerás esto, que jamás comprenderás el silencio de mi grito oculto y expuesto al mundo entero. A tí que vives ajeno a ti mismo, que nunca sabrás de este delirio que me hace regresar a la más tierna adolescencia, un requiebro infantil que descansa en tu abrazo indolente...Y así respiro este silencio en el que me obligas a habitar sin saberlo. Sueño con esa piel tuya que me quema en su frialdad, esa dulzura paciente que me ata a tu rutina, que me arrastra contra tus manías y me ancla a un tiempo de añoranza constante.

Te escribo a tí que no podrías compartir esta locura que me tienta hacia el vacío...a tí que me pescaste sin saberlo con tu hilo de marioneta absurda.
Mientras tanto , maúlla mi gato y el reloj juega a retrasarse cuando bostezo sobre tu ausencia...
Mientras tanto, las gaviotas esquivan la reproducción fría de la grabación, los destellos del atardecer no se dejan apresar con la cámara, el sonido y la imagen son insuficientes para evocar este momento...¿Cómo traducir los aromas marinos, las risas nocturnas sobre la tierra, las estrellas desapareciendo en un pálpito del viento...? Sin embargo es fácil dejarse embargar, y así las notas de un acordeón me acercan a olores inaprensibles, irreproductibles, incomunicables que quisiera regalarte...pero ¿cómo apresarlos, como envasarlos...como hacértelos llegar? Le doy otro trago a la cerveza y me imagino esbozando en el aire el cuadro imposible de este atardecer que se perderá para siempre.

Te escribo a tí que aun sigues en pie, pese a que te fuerzan a la representación, a la imagen desvirtuada de tí mismo. A tí que te desveneces tras las palabras.
Te pienso en este pequeño oasis libre del recuerdo, pensando que la realidad es demasiado sólida o demasiado etérea, que se me escapa entre los dedos y no puedo compartirla, no puedo compartirte con ella, no puedo compartirla contigo...Es imposible que nos entendamos, que logremos dar ese paso,traspasar los cuerpos, traspasar los signos, ya sean las cartas o las palabras, las películas o los retratos, las fotografías o el teatro...todo se queda demasiado lejos de la verdad, de eso inasible que respira bajo nuestros intentos desesperados por contar algo.

Te escribo a tí que no tienes nombre, a tí que estás poblado de alusiones y descripciones, a tí que estás clavado en mi espalda, en mis manos, en mis tinieblas. A tí que no puedo mentirte, que no puedo llamarte ni despedirte...que habitas mis pesadillas, que me muestras la imposibilidad de vivir, la permanente muerte que suministran las esperanzas. A tí mi hermano, que existes en lo inexistente, en el mundo previo al lenguaje. Trato de explicarte que no podemos ser más que estos fantasmas que sufren como espectadores de lo inefable, como inútiles creadores de agujeros sobre lo real, sometidos a nuestra infinita finitud. Nos condenaron a la incomprensión, a la falsa idea de la razón que nos aproxima, de los sentimientos que nos unen...pero no basta, sólo nos soñamos y peleamos contra la nada, para encontrar algo, para encontrarnos...,es ridículo vernos desde el trono de Zeus, se burlan de nosotros los dioses porque no somos más que ecos sordos de las angustias del otro.

Te escribo pq se que me buscas y no puedo reconocerte entre tantos rostros, te escribo convencida de que nuestros caminos no pueden cruzarse jamás, aunque escuchemos nuestros lamentos noche tras noche...Aunque nos besemos en cada beso, aunque nos amemos en cada amante, aunque soñemos construir el mismo mundo, porque no somos ella, porque no pertenecemos a la realidad que une a los hombres y mujeres...Porque sólo somos el sueño de un artista, figuras de aire, figuras destinadas a desesperarse y ahnelarse en un plano vacío, a habitar un escenario de fantasmas y a dibujar la sombra de esas alucinaciones instransferibles que nos convierten en eternos solitarios.