6 de abril de 2011

Como gatas caseras

Paradoja eterna del deseo: te quiero libre, te quiero mia...
Eterna paradoja del deseo: me quiero libre, me quiero tuya...
Te busco, te re-huyo...me escurro por las grietas de la ambigüedad y te oculto lo que en realidad grito a cada instante, mientras lo que no me cuentas lo adivino en tu mirada cuando me esquivas. Al principio me incomodas, pero alargo la agonía tratando de adaptarme a tu belleza, a controlar este fuego al que sino fustigo nos consumiría pronto. Me freno porque quiero disfrutarte, disfrutar de tu imagen inasequible, de tu alegre tristeza, de tu frivolidad profunda. Lucho, porque me acosan las ansias, porque quiero desatarte, desatarme, enredarnos, jugar a dar cabriolas en el aire, juntas, pero separadas, distintas, pero tan iguales... ¡Para!-me digo-, y me resbalo por la pereza y te echo otra partida de pócker a la incertidumbre del deseo.
Nos alejamos y planeo con un mapa cada movimiento… Pero llega el día del encuentro y tropiezo, y me retraso… Subo por las escaleras del metro al revés, para jugar con el tiempo, para deternerlo. Me embarga el miedo y llegan de nuevo las contradicciones. Me desespero, pero espero...Tú que deberías entender, no me entiendes. Sin embargo, cuando me escapo por el reloj, me descubres por un instante en la fugaz despedida, un poco más intensa de lo debido, mucho más breve de lo deseado.
De nuevo estamos aquí, agarradas al vidrio. En el trance de la ebriedad descubro tus ojos fijos: no te conozco, pero lo se casi todo sobre ti, no sabes casi nada de mi, pero me conoces muy bien. Con falsa y estudiada calma deshago tu piel de crisálida, y percibo las alas, y me estremezco ante el inminente vuelo.Entonces mi anhelo se delata, se me vuelve loco el tacto, y me adueño de tu cintura con torpes excusas.
Calma, calma...Ignoremos la urgencia del deseo, la tiranía del vicio, démosle la vuelta a la conquista, frenemos la fácil entrega. Besa otros labios, mézclate con otros cuerpos, yo me sumerjo en otras pieles, bebo de otras bocas, y no obstante estamos cada vez más cerca la una de la otra, poco a poco nos va poseyendo el hechizo del suspense. "Si, vas a ser mía, libre, pero mía...sí, voy a ser tuya, de nadie, pero tuya", le digo al torbellino que arrastra tu presencia.
Se avecina el final, que es el principio, que es el retorno al huracán, pero esta vez te cojo de la mano. Te miro sin pestañear, sin velos, sin reglas...Te miro, sí, a tí, y te propongo un reto, un reto que mi boca no pronuncia, pero que mi sangre te susurra con rotundidad: juguemos esta vez a las gatas boca arriba, jugar sin prisa a arrancarnos las entrañas con mimo...jugar, quiero jugar como gatas caseras saciadas que sacan los dientes y las uñas no por hambre, sino por puro placer, por diversión.. con ternura, sin compasión…Quiero jugar a este no saber qué hacer contigo, a este desnudarnos despacio sin explicarnos, sin juzgarnos.