17 de agosto de 2008

Flor mustia


Volverás a casa con la cabeza gacha. Una vez más. Toda la vida intentándolo. Tratando de ser quien querían que fueses, lo que no podías ser. Esperabas convertirte en la reina de las pasarelas, la musa de los productos desnatados, la diosa de los polos de chocolate, la diva de las cremas antiarrugas…Pero no fuiste más que una interrogación por los rincones, una espiguita entre las altas esfinges Tanga.

Volverás al piso cansada. Tu rubia cabellera, desteñida y escarchada, caerá en el ocaso sobre la mesa sin luz donde dibujabas ese destino espléndido de focos y cámaras, de camerinos y maquillaje. Ese futuro que alentaste entre dietas, gimnasios y operaciones, ese futuro estelar en el que malgastaste tu juventud.

Volverás a anunciar un diurético y después compresas para las pérdidas de orina. Con tu interpretación para las almorranas compraste la moto. Este mes quizá te llamen, o quizá logres pagar el alquiler si paseas por la plaza, si vendes tu vieja gloria un día más.

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